jueves, 7 de diciembre de 2017

SOCIEDAD DESQUISIADA

Nuestra sociedad está atravesada por el egoísmo, envidia, el individualismo y la falta de solidaridad. El mundo de cada individuo pasa solo por lo que le ocurre a él, no se detiene a ver que le sucede al otro. Su mundo es tan solo su núcleo y lo demás no existe.
Desde donde escribo: como la mayoría me forme en una casa de trabajadores, mi padre Pedro (Perico - pocero) y mi madre Ines (modista) trabajaban incansablemente para vivir lo más dignamente posible y darme la mejor educación, esa que no pudieron tener ellos. Nunca sobro el dinero, por el contrario en ocasiones escaseaba, pero nunca me lo demostraron, lo que sobraba era sacrificio, honestidad, solidaridad, compañerismo y calidez humana a servicio de los demás. Me enseñaron una cantidad de valores y condición humana que me formaron para la vida y de lo cual estoy eternamente agradecido. Mis logros educativos (un profesional), seguramente no es el que quisieron mis padres, fue la básica y común. Pero mi inquietud fue interesarme más allá de lo que me enseñaban. Como dice Litto Nebbia en su canción “Quien quiere oír que oiga”: "Si la historia la escriben los que ganan, quiere decir que hay otra historia", yo me atreví a hondar en la otra historia. Leí a todos, de un lado y otro, estuve en cada hecho trascendente del País, para que nadie me contara que pasaba, participé donde creía que debía estar, y de cada caso saque mis conclusiones y de ellas, es lo que soy: Tengo fuertes convicciones, pero no pretendo influenciar a nadie ni pretendo que los demás piensen como yo. Tengo infinidad de defectos, no creo que mi verdad sea la verdad absoluta, respeto la verdad de los demás aunque no concuerde con ellas, pero también quiero que me respeten la mía. Nunca maneje mis convicciones por mi situación personal, siempre priorice el nosotros al yo. En definitiva me catalogo como un contra poder, un políticamente incorrecto, aunque en ocasiones ando con la manada, no me siento parte de ella. Soy crítico con los que piensan igual o parecido a mí. Con discursos no me convencen sino con las realizaciones. Nunca pensé en mi bienestar sino en el del conjunto. Se dice que en la medida que envejecemos no hacemos más conservadores, bueno yo cada día me siento más anarquizado, porque esta democracia representativa no me representa. No creo en la justicia porque sólo privilegia al rico y poderoso, y se allana ante el poder de turno, esto no es justicia. No creo en los medios, ellos están manejados por el “poder” y te arrean hacia donde ellos quieren.
Un sector de esta sociedad esta desquiciada. Viven al calor de los poderosos, lo defienden y apoyan aunque a ellos solo les toque unas migajas de la porción de la torta, que les permite vivir con una circunstancial comodidad económica y a ello se aferran. Su convicción es la conveniencia. Repiten el mensaje de los poderosos y se sienten satisfechos al ser parte de la manada. Juzgan con suficiencia aquellos que piensan diferente, desde una eventual moralidad y ética que les ha sido grabado a fuego por años, pero no se atreven o se niegan inconscientemente hacer la autocritica de su comportamiento. Para este sector no son dignos aquellos que reclaman una mejor distribución de la riqueza, igualdad de oportunidad y condiciones. Desde que nacieron fueron educados para tener un pensamiento hegemónico, que el poder impone, pero jamás se atrevieron a tener la rebeldía de pensar diferente, de salirse del rebaño y sentirse libres. Lamen el zapato que los golpea. Viven aferrados al pequeño islote de poder que les consienten, pero no se dan cuenta que, poco a poco, son empujados al agua y que nadie les va a tirar un salvavidas el día que pierdan pie. Lo disimulan, pero tienen rencor y odio social, menosprecian y condenan a los marginales y pobres, acusándolos que su condición es por culpa de ellos y no de las políticas y el egoísmo social.
Así sucede con la reforma jubilatoria; No existe empatía con el despojado, no registra la angustia y la desesperación que padece aquel que solo vive de su jubilación y que no le alcanza para satisfacer sus necesidades básicas, que son la mayoría. Si hubiera un rechazo generalizado de la sociedad, no llegaría aplicarse. http://lzrsocialypopular.blogspot.com.ar/2017/12/el-imperio-del-cinismo-reforma.html.
Para ellos los únicos reclamos valederos son los de ese sector social (marcha contra el corralito, cacerolaso, pedido por ganancia, los cortes de ruta por el conflicto de la 125). Son intolerantes sociales, privilegian sobre todo sus intereses y no registran las necesidades de quienes reclaman. Critican al despojado (la víctima) y justifican al apropiador (el victimario). Ante un reclamo social, piden represión desembozadamente, su prioridad es transitar que el reclamo por justicia, trabajo o comida. Valoran los muertos según el nivel social. Hay muertos de primera y de segunda. No es la misma reacción o tratamiento ante un muerto en occidente (Francia, EE.UU., Alemania, Inglaterra) que cientos de muertos en oriente (Paquistan, Siria, Egipto).
No reconocen sus raíces, porque han sido colonizados culturalmente. Rechazan a los inmigrantes, principalmente latinoamericanos, cuando sus antepasados bajaron de los barcos escapando de las guerras o hambruna. Incluso ahora también desprecian aquellos que vivían en estas tierras antes que desembarcaran los conquistadores. Defienden a extranjeros que “compran” miles de hectáreas para explotar y aislar, que a aquellos ciudadanos de los pueblos originarios que reclaman una pequeña porción de tierra, que ocupan hace miles de años, para subsistir. 
Este sector de la sociedad, si vivieran en la época de Jesucristo, serian como los fariseos (Jesús le dice: “Mira, ustedes, los fariseos, limpian por fuera la copa y el plato, pero por dentro están llenos de codicia y maldad.” (Lucas 11:39, 40)., los que le arrojarían piedras, pidieran su crucifixión, lo marcarían como subversivo, y cuando lo condenan sin un juicio justo, habrían dicho “en algo andaría o algo habrá hecho”.
"Se asume ingenuamente que el hecho de que la mayoría de la gente comparta ciertas ideas o sentimientos prueba la validez de esas ideas y sentimientos. Nada más lejos de la realidad... De la misma forma que existe la "folie à deux" existe la "folie à millions". El hecho de que millones de personas compartan los mismos vicios no hace de esos vicios virtudes, el hecho de que compartan tantas equivocaciones no convierte esas equivocaciones en certezas, y el hecho de que millones de personas compartan la misma forma de patología mental no los convierte en cuerdos". (Fromm, "The Sane Society", Routledge, 1955, págs. 14-15).
No es la sociedad con la que yo soñaba cuando era joven. Quería una sociedad más justa, solidaria y comprometida.  Lamento profundamente la sociedad que les dejo a mis hijo y nieto.
Héctor Daniel Fernández

Diciembre 2017 

1 comentario:

Carlos Parrella dijo...

Gracias compa.Solo le pido algo,no se lamente porque así como sus padres hicieron todo aquello que pudieron, usted también lo ha hecho y lo sigue haciendo.Y, a la vista del que lo conose se positivamente que si no se hace más, no es porque no se quiere, sinó, porque el sistema perverso, no lo deja... Salud Del total del tiempo por vivir, hay una condición que jamás se negocia. Tu ausencia.. !!!

SON MUY PELIGROSOS

    Mientras estos personajes fanfarrones, patéticos y cobardes se disfrazan para jugar a la guerra y a los soldaditos, creen que todo es co...